Miguel Vilcarima: “Tengo mucho ilusión con mis compromisos en las coronas”
septiembre 10, 2024
Por: Abrahan Carvajal - marzo 30, 2025
La vida de quien asume ser jockey en cualquier hipódromo del mundo está sujeta a múltiples sinsabores pues, se hace parte de un escenario totalmente resultadista. Su sustento de vida parte enteramente de lo que pueda producir encima de un purasangre, nada más. Además, de los riesgos que conlleva, como se le ha escuchado a Edgar Prado: “En las carreras, es el único deporte donde una ambulancia está siempre detrás, persiguiendo a los participantes”.
Pues, en Monterrico, por las razones que fuese, está lejos de ser lucrativo asumir tal oficio, cuando se mira, por ejemplo, que la primera carrera del domingo otorgó 5 mil soles al ganador, es decir 10%, 500 soles al jockey, de los cuales vienen los descuentos como secretarios, caja de retiro y demás, que resumen el pago en menos de 100 dólares por semejante faena.
Esto alcanza para ganarse la vida, garantizar el sustento cada semana? La respuesta no luce sencilla, pues ya sea profesionales o aprendices, muchos de ellos no logran ganar una carrera a la semana, a veces lidian con las suspensiones, donde su ingreso se reduce a cero.
Un oficio lleno de sacrificios. Dietas, accidentes, lidiar con las decisiones de terceros para obtener las montas cada semana. La verdad, un panorama nada prometedor. Sin embargo, el factor emocional está a flor de piel, la competición, la adrenalina de ser parte de una carrera, los aplausos del público, todo se combina para no hacer caso a la razón, la economía, e irse por los sueños. Entre estos, el alcanzar el doctorado y luego establecerse como un jockey profesional que recibe oportunidades y, el más alto, irse al extranjero.
Pero, la realidad golpea con fuerza y los porcentajes establecen que solo un puñado cuenta con tal fortuna. Este fin de semana, fueron presentados los cuatro aprendices, egresados de la Escuela de Jinetes- Jorge Bernardini Yori del hipódromo de Monterrico: Rafael Flores Quispe, Jhon Flores Espinoza, Julio César Sotomayor, José Leona Soel.
Ciertamente, todos deseamos que la fortuna les sonría al cuarteto de jóvenes. Pero, también hay que alertarlos ante las adversidades que están por venir. Para algunos , estos y los que vendrán, la hípica los ocupará por un número de años que su voluntad sólo determinará.
Y qué pasa cuando el látigo de fracaso aparece? La mejor recomendación es que estos muchachos puedan estar preparados, y esas herramientas van de la mano con la formación, el estudio y la opción de hacer una carrera en paralelo con esta actividad. Un complemento idóneo que les garantizará, además, hacerse gente de bien y formar el mejor criterio ante las decisiones que deberán tomar en las encrucijadas de la vida que probará de qué está “forjado el acero”.