Miguel Vilcarima: “Tengo mucho ilusión con mis compromisos en las coronas”
septiembre 10, 2024
Por: Abrahan Carvajal - septiembre 29, 2017
Una carrera de abolengo es definitivamente el Ricardo Ortiz de Zevallos, un Grado I que disputan los juveniles sobre dos mil metros en la pista de arena de Monterrico. Fue precisamente Éxtasis la primera en ponerle su nombre en 1961, en cuanto al Coloso de Surco se refiere. Sin embargo, el historial del Clásico se remonta a 1913,cuando otra yegua, Oasis, se coronó en el desaparecido Hipódromo de Santa Beatriz.
Innumerables son los campeones, cuyo trampolín a la consolidación ha sido el Ortiz de Zevallos. Nombres que perduran en la memoria hípica colectiva como Río Pallanga, Santorín, Vaduz, Stash, Chinazo y El Provinciano, dejaron su paso como verdaderos idolos. Pero, el momento es del presente y uno de los once potrillos convocados en la edición 2017, al caer la noche de este domingo, inspirará un nuevo capítulo en la hípica peruana.
Solo una vez, Happy Valley mordió el polvo de la derrota y lo hizo aquella tarde de junio, cuando Benevento salió a correr en el Luis Olaechea Du Bois. El potrillo de Juan Suárez cayó desde el tercero a diez largos, acusando epitaxis bilateral (sangró). Buscará emular a su padre Tomcito (Street Cry), el cual ganó el «Ortiz» en 2007.
«Happy Valley es ese tipo de caballos, cuyas expectativas no son muy altas y terminan sorprendiéndote», expresó su preparador Juan Suárez, luego de que ganara la Polla de Potrillos. «Fue un caballo barato al que terminaron devolviendo a su criador. Ahora se impone, sin que nadie le regalara nada», prosiguió.
En esta ruta a la segunda corona. Capital Van (Van Nistelrooy) se presenta como un enemigo de temer. El potrillo nacido en el haras argentino Firmamento, vino más cerca de lo esperado en la carrera donde precisamente escoltó a Happy Valley. «Me las jugué para evitar los tropiezos al buscar la carrera desde temprano», reflexionó Juan José Enríquez, quien intentará venir más atrás para que está vez su remate sea más contundente.
Golden Leaf, el potrillo de origen argentino, no desentonó en su incursión frente a los mejores. Vino por los palos, descontando terreno para caer desde el tercer puesto en la primera gema,dando la impresión de que las dos vueltas le caerá de perlas. Un hijo de Stay Thirsty, el Bernardini que destacó en New York con sus victorias en el Jim Dandy y el Travers Stakes, respirando bien para recorridos de fondo y Golden Leaf parece heredar ese talento pues fue el mejor apronte para la carrera al dejar 2’08″2 para los dos mil metros.
Del mismo linaje, descendiente del Stay Thirsty, se presenta el cara blanca Don Guirardes. El potrillo argentino demostró talento al ganar por vía de galope en su debut. El salto es enorme (de los 1000 a las dos curvas), acude a su prueba de fuego con Edwin Talaverano, un Jockey casado con el triunfo.
Así se van decantando los candidatos y Pegasus Fields (Flanders Fields) está llamado a rehabilitarse. En la Polla, el de Alfonso Arias expuso su invicto y fue humillado al arribar en el último puesto. A su favor, en su penúltimo apronte, fue capaz de dejar 2’04 para los dos mil metros y remató en 12 de subida, viéndose recuperado.
Mahalo Hawai, Enok, Golfo, Belisario, Inbox y Maximus completan la nómina de una corona donde cualquier sorpresa puede estar latente.